Cuenta Salmorejo que antes de su madurez, hasta llegar a ser en quien se ha convertido hoy en día, pasó por un acontecimiento dramático que marcó su gusto por la vida.
Descansando plácidamente en su terraza de fina porcelana cartujana, se presentó en su casa su prima Cuchara, apodada Inoxi en la familia por su linda y brillante apariencia, a trasladarle la peor de las noticias, que no hicieron más que confirmar las dudas planteadas por Salmorejo a lo largo de sus años de existencia.
Resultó ser que Inoxi y su amiga Batidora, tras diversas consultas en el Registro Municipal, ubicado en la Calle Aceite número 3, en los bajos de un edificio de singular fachada conocido por ser el emplazamiento de la Real Escuela de Hostelería, averiguaron la veraz procedencia de Salmorejo, a riesgo de que la verdad, la única, posible e implacable verdad, iba a causar un cisma en la tradicional sociedad de entonces. Eco que aún resuena en los corrillos, donde se reúne la aristocracia del lugar a tratar temas de notable importancia como este.
La procedencia de Salmorejo quedó confirmada. Según el primer apunte que figuraba en el registro de nacimientos, su procedencia partía en realidad de Tomate, un guapo indiano emigrado de Las Américas, de impecable planta, de cultivadas maneras en tierras de dulce clima, donde el sol acompañaba el madurar de sus días, quien tras amasar cuantiosa fortuna, de la que sin saberlo goza en la actualidad Salmorejo como familiar directo, regresó a España a disfrutar del fruto de su exitosa andadura.
Hasta aquí, la primera entrega de las aventuras de Salmorejo y sus amigas.
TD Kuuipo
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