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MILAGROSA NAVIDAD

escrituraupmijas

Actualizado: 11 ene 2024

Tenían que seguir dando vueltas por las calles, llamando a las puertas para preguntar si...

Algún gato negro del vecindario había sido el artífice del estropicio que se había producido en la madrugada… En aquel vecindario, en el de Los Molinillos, casi todos tenían un gato negro.

La mañana del veintitrés de diciembre, los vecinos de Los Molinillos amanecieron inquietos, preocupados y anclados en un gran desasosiego por el misterio que hacía sólo unas horas se había despertado en aquel tranquilo lugar.

La policía trataba de dar vueltas por un lado y los vecinos por otros…intentando encontrar al maldito gato negro que Marisa, la vecina encantadora que todos adoraban, había visto por la ventana como robaba a las once de la pasada noche el gran tesoro de la Navidad…

Pero del tesoro os hablaré después, ahora mejor nos centraremos en el revuelo que en vísperas de Navidad se había formado en el vecindario. ¿Os he dicho que el vecindario se llamaba Los Molinillos, verdad que sí? Así es. Y en mención a su nombre, durante largas horas su gente no paró de dar vueltas buscando al susodicho gato. Porque tiene tela, que habiendo sido la inauguración de aquel elemento tan bonito y simbólico en esa Navidad, ahora estuvieran en estos fregaos.

De repente, ¡niinoo, niinoo!, se oyeron sirenas…

—¿¡Qué ha pasado, qué ha pasado!? —se preguntaban todos, los unos a los otros.

Las sirenas provenían de una ambulancia que se había detenido en la casa número 13, donde vivía un señor mayor llamado Fernando, el cual ya llevaba bastante tiempo enfermo. Fernando vivía con su hijo y su nuera, pues el hijo de Fernando no era partidario de meter a su padre en una residencia. Prefería vivir toda la vida dedicada a su padre, hasta el fin de sus días… así que se había prometido a sí mismo, con el apoyo de su esposa Estela, cuidar ambos de él.

Para el vecindario, esa mañana parecía ser una mañana de nubarrones negros y tormentosos. A la incertidumbre y desasosiego se unió también la melancolía para quienes habían sido testigos de las interminables charlas y alegría de Fernando por tantos años. La blancura de sus canas hacían juego con los largos inviernos de su vejez, con la blanca nieve de las montañas de la sierra del pueblo…Todos esperaban noticias de Fernando en su puerta y cuando lo vieron salir, los paramédicos y médicos sólo pudieron certificar su muerte. Un mar de lágrimas  brotó de los ojos de sus vecinos. Ya sabían todos que no volverían a escuchar nunca más las canciones de Fernando, sus bulerías que cuando cantaba con su micrófono en mano alegraban al vecindario.

Los médicos y familia de Fernando alertaron a todos de que aquel tesoro del que os hablaba se había encontrado en la cama de Fernando, sobre su pecho, al momento de su fallecimiento. Os hablo de Cristal, una gatita enferma que había sido protagonista de muchos bonitos milagros en Los Molinillos mientras vivió, porque ya hacía ocho años del momento de su fallecimiento.

Cristal había curado varias cegueras , dolores y cánceres estando viva. Desde el año de su fallecimiento hasta el día de hoy, en  su honor, se le pone en forma de estatuilla en lo más alto del árbol central de la plaza con una linda estrella que rodea su cuello. Aún se cree que el espíritu de Cristal vela por todos…Esa pasada madrugada, Álex, el gatito de Fernando y hermano de Cristal, los cuales fueron inseparables cuando ésta vivía, había presagiado que su dueño, Fernando, estaba muriendo y cuando creía que todos (todos menos Marisa) dormían en el vecindario, quiso robar la estrella de Cristal, esa que él pensaba que le devolvería la vida a su gran compañero. Pero los milagros de aquella estrella, que debía tocar al enfermo para que su poder hiciera su efecto, no llegaron a tiempo. Cuando la estrella de Cristal tocó el cuerpo frío de Fernando, los signos vitales de Fernando ya estaban apagados…

Aunque esto no quitó ni quitaría heroicidad a Cristal.

Cristal siempre sería un gran tesoro para todos sus vecinos con el cual adornar el gran árbol de Navidad y los corazones de quienes la conocieron.

Álex también se había proclamado héroe esa noche sin tan siquiera él saberlo, al intentar salvar la vida de Fernando con la estrella de Cristal.

El vecindario había ganado con él dos estrellas esa noche, una que los cuidaría siempre desde el cielo y la otra, aquí en la tierra.

 

                                                                                       



Luz Divina.

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