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NO SOY LO QUE SOY

escrituraupmijas

       

  Tenía que seguir dando vueltas por las calles llamando a las puertas para preguntar si estaban todos los miembros de la familia. No era extraño que nadie respondiera, ya que lo había hecho durante los últimos dos años sin resultado alguno, y no vio señal alguna que le diese esperanza de que había sido una ilusión lo que sufrió, en una noche que se despertó creyendo que era real lo que había oído, el llanto de un niño. No un llanto de cualquier niño cuando tiene apetito, o está esperando que le cambien el pañal, no, este niño no lloraba, este niño expresaba un llanto de dolor indescriptible, inenarrable, para mí al menos, porque en mi larga vida no había oído algo así. Bueno, tal vez sí, aunque nunca comparable al dolor del parto, cuando una madre tiene problemas porque el niño no está bien colocado y es horrible el dolor que causa a esa madre. Yo, al menos, lo he oído en alguna ocasión y sin embargo en está historia que relato, no se asoma ni por instante.

Desde hace años que vivo en esta ciudad, solo, totalmente solo. Sería muy largo de relatar aquí en este corto espacio de tiempo, porque hemos llegado hasta aquí, en esta ciudad y en todas las que conozco, tampoco sé, por qué he quedado yo solo con vida. Es extraño al menos para mí. Yo soy tan simple como una lechuga de campo, que no tiene nada especial, pero aquí estoy contando esto. Hasta ahora nunca me he parado a reflexionar sobre ello, y ya tengo más de un puñado de años, y ya que tengo todo el tiempo del mundo, voy a ver que puedo pensar sobre mí.

Tengo más de una ristra de años, tantos como estuve encerrado, en esa cárcel, o castillo, casi desde mi nacimiento, donde no veía a nadie, solo me daban la comida y demás utilidades para mantenerme con vida y siempre que preguntaba sobre mí situación, el porqué de aquello, me respondían que estaba en estudio preventivo mi caso, pero nunca se llegaba a concluir. Me tenían aislado, sin ningún medio de comunicación, solo libros, sí, libros tenía, tenía libros, en mi poder de este mundo y del más allá, ya que las religiones de toda tendencia, sea, la que sea, yo la tenía en mi mente estudiada como los cientos de miles de cantos de especie de pájaros de todo el mundo.

La verdad es que tuve tiempo para todo, mi mente, tengo que reconocerlo, llegó a alcanzar magnitudes muy superiores a todos los personajes que yo conocí a través de los libros, incluidos científicos. Tenía verdaderos deseos de salir en libertad, para explicar a los científicos mis teorías estudiadas por mí, en mi cautiverio. Seguro que muchos se llevarían una sorpresa magistral. Hasta que llegó un día que todo cambió, de repente para mí, dejaron de atenderme, no me servían de nada, hasta que una madrugada, que creía que ya me moría, por inanición, sin ninguna explicación se abrieron las puertas de par en par. Salí como era, un ser desconocido de este mundo, como yo de él. Ahora, solo vivo para andar por calles sin ninguna melancolía, solo, es blancura que reina por todos lados, en la que no se habla en ninguno de los libros leídos por mí. Mañana volveré a oír otras canciones grabadas en el audio de mi coche. Visitaré otra ciudad y seguiré llamado a todas las puertas. Aunque ya creo que ha llegado el momento de aceptar, que el llanto de ese niño, es mío, de mi momento de nacer en este mundo inhóspito, al menos para mí, porque, entre todos los habitantes muertos que he visto en este mundo, y en este planeta, ninguno se parece a mí.

       

 

Juan R. Carmona

                      

                                

                                                  

 

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