Tenían que seguir dando vueltas por las calles, llamando a las puertas para preguntar si conocían a la familia Hurtado-Barrenetxea, era importante saber su paradero ya que un notario y la policía tenían algo importante que comunicarles.
Esa mañana después de otras muchas, habían optado por recorrer la parte alta de la ciudad, la antigua o casco viejo como se la conocía, ya la habían pateado otros compañeros, sin ningún resultado.
Empezaron por un edificio señorial, rodeado de un gran jardín. En los grandes y ornamentados balcones que se veían desde la avenida, frondosas plantas que daban paso a preciosas cristaleras de colores, indicaban el nivel adquisitivo de sus propietarios. Hablaron con el uniformado portero para que les permitiera pasar, informándole que se trataba de un asunto importante.
Mostraron sus documentos de detectives privados y este les hizo llegar a un gran ascensor acorde con el edificio. Llamaron a la puerta de la planta principal, donde una reluciente placa dorada indicaba el nombre de un prestigioso doctor.
Les abrió una doncella joven uniformada, en la que destacaba la blancura de su delantal y su cofia. Preguntaron si podrían recibirlo, el doctor o su esposa, aclarando que no era una consulta médica. Pasaron a una sala con grandes muebles de roble, mullidas alfombras y brillantes objetos de plata. A los pocos minutos llegó una anciana señora vestida con elegancia, luciendo exquisitas joyas. Le explicaron el motivo de su visita, que no era otra sino localizar a esta familia perdida hacía tiempo y a la que un pariente lejano dejaba una enorme fortuna. Sería entregada solo a un descendiente que fuera mujer.
La señora se quitó las gafas, que dejó sobre una mesita, y mirándoles con tristeza empezó a desgranar la historia de sus antiguos vecinos.
Claro que los conocía, y muy bien. Se criaron juntos de niños, compartieron colegios y bailes, pero lo que más añoraba era la música y canciones que sonaban en Navidad.
Una gran melancolía se reflejó en su rostro, se levantó sin poder ocultar sus lágrimas.
Ana.
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