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DUELO

escrituraupmijas

Por primera vez la puerta de su habitación estaba cerrada. Al despertar de aquella mañana, su leve y dulce respiración que siempre sentía tras la puerta, ya no estaba allí… Su ausencia se sentía como un vacío profundo. Seguramente el vacío más profundo y doloroso que mi corazón pudiera llegar a soportar.

Desde aquel momento comenzaba para mi una vida carente de ella, de su encanto, de su mirada y actitud inocente que tanto yo admiraba. Así como carente de alegría y de pasitos pequeños, pero firmes que se oían siempre por casa, cuando correteaba frenética, buscando mi cama los fines de semana para despertarme y hacerme confidente desde temprano, de sus traviesos y divertidos juegos. Mi niña, mi amor…ya solo podía lamentarme y llorar tu pérdida.

No sabía hacer nada en aquel momento que sentir tu pérdida como un frío e intenso puñal clavado en mis entrañas. Sabía que llegado un momento, tendría sí o sí que resignarme a tu pérdida y a la vez sabía que estaría hasta mi muerte luchando egoísta y vanamente por superar lo insuperable de tu trágica ausencia.

Se suponía que aquella Navidad iba a ser muy especial. Se suponía… porque la muerte se decidió a separarnos cruelmente en uno de los mejores momentos de mi vida. Yo acababa de superar ese cáncer de pulmón maldito que temía, me apartara de tu lado a tu tan temprana edad. Además de eso, al momento de tu partida, íbamos camino de tu fiesta del colegio.

Te recuerdo tan bonita como siempre estabas. Tu carita y tu sonrisa delataba la más bella ilusión por mostrar a mamá ese baile que junto con tus compañeros de clase, habías tardado un mes en preparar. Recuerdo el tacto de tu pelo de esa mañana como nunca. Te había peinado tu pelo largo y suave como la seda como a ti más te gustaba, con dos coletitas altas y tus dos lazos. Y ese olor a princesa que siempre desprendías…,¿cómo olvidarlo? Eras tan presumida y coqueta… siempre con tus lazos, tu ropita, tus colonias… A mamá le encantaba eso de ti y dedicarte tiempo y consentirte para que te vieras como la niña preciosa que eras, no solo por fuera, sino también por dentro.

Siempre pensabas en lo mejor para otros niños, estabas pendiente de mi y de papá, de tus abuelos… Eras tan aplicada y estudiosa… Has sido la niña que siempre soñé tener como madre.Tenía tanto amor por entregarte…Tantas lecciones que enseñarte y tantos momentos por compartir si el destino no se hubiera ensañado en robarte tantos años que tenías por delante…


Siempre me había imaginado no como la madre perfecta, pero sí esa de la que cuando fueras mayor, te sintieras orgullosa. No sé si en cinco años conseguí hacértelo sentir o más bien fuiste tú quien, como nadie, me ha hecho sentirme verdaderamente orgullosa. Pero desde donde estés, quiero que sepas que te amo y que te amaré como desde la primera vez que te tuve entre mis brazos y qué digo…¡desde antes! Te amé desde el momento en que supe que estabas en mi vientre. Mi amor por ti se gestaba y crecía al ritmo que tú lo hacías dentro de mi.

El solo saber de tu existencia me hizo desbordar de felicidad y hoy, un maldito día como hoy de hace diez años, tu existencia en este plano terrenal se esfumaba…

—-Hija mía, te dije que hasta mi muerte, no superaría la tuya. ¿Ves…? No te mentía.

Espero que al menos ese sea un tonto motivo por el que sentirte orgullosa de mi porque en diez años, no he conseguido levantar cabeza ni hacer otra cosa que no sea llorarte. Perdóname por esto y por mirar tu muerte a día de hoy, con expectación aún y tras el paso de la pena, ahora mirarla con rabia.

Me siento la peor madre del mundo haciéndote verme llorar y llorar desde allá, desde donde estés. Tu padre hace cinco años se cansó de mi y me dejó por otra mujer… una mujer libre de sufrimientos y lamentos que yo solo tenía por ofrecerle. No le culpo, tampoco lo justifico, no entendí ni entenderé nunca su actitud. Me da igual todo… perderse entre esas luces de esa habitación que sigue cerrada e intacta como la dejaste a tu partida, es lo único que deseo ahora… Eso y abrir una y cientos de veces tu armario y oler tu ropita como hago todos los días y perderme en tu aroma que parece haberse quedado depositado allí y no quererse marchar jamás… como yo no querría tampoco irme… solo eso deseo.

Pero hoy acaban mis días aquí, en esta casa, donde guardo y conservo todos tus recuerdos. Me espera una sala fría y vacía de hospital hacia la que me llevarán en unos minutos. Me llevan a un psiquiátrico donde creo que me tendrán recluída hasta mi último aliento. No estoy loca o al menos, eso creo yo… solo estoy rota de dolor , aunque existan personas que hayan querido hacer creer que mi dolor, era locura. Claro, ¿qué van a saber ellas de este dolor?... La casa desde hoy tiene un letrero en la puerta que reza con letras grandes “se vende”. Jamás ya podré visitar tu habitación ni en las mañanas, ni en las tardes ni en las noches. Prometo, no por ello, ni aunque me adormezcan con miles de ansiolíticos diariamente, olvidarme de ti. Te buscaré incansablemente toda mi vida entre los recuerdos de mi mente, en mi corazón y entre aquellas luces de hospital.



Luz_divina

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